No podemos ver nada de lo que ocurrió durante los primeros 300.000 años del Universo. Los científicos intentan comprenderlo a partir de su conocimiento de las partículas atómicas y mediante modelos informáticos.
La única evidencia directa del propio Big Bang es un débil resplandor en el espacio. Los vehículos espaciales y telescopios en globos lo ven como un patrón desigual de gas ligeramente o más caliente o más frío, que nos rodea por completo. Estas ondulaciones también muestran los lugares donde las nubes de hidrógeno eran un poco más densas.
A lo largo de millones de años, las áreas densas atrajeron materia porque tenían más gravedad. Finalmente, cerca de 100 millones de años después del Big Bang, el gas se calentó y alcanzó una densidad suficiente como para dar origen a las primeras estrellas.
Las nuevas estrellas nacían a una velocidad 10 veces mayor que en el Universo actual. Los grandes cúmulos de estrellas pronto se convirtieron en las primeras galaxias.
El Telecospio Espacial Hubble y potentes telescopios terrestres ahora están comenzando a encontrar galaxias creadas cerca de un billón de años después del Big Bang. Estas pequeñas galaxias estaban mucho más cerca las unas de las otras que las galaxias de hoy en día. Eran comunes las colisiones. Como dos llamas aproximándose la una a la otra, se fusionaron para crear galaxias de mayor tamaño. Nuestra galaxia, la Vía Láctea, nació de este modo.
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